El frío no solo nos hace tiritar a nosotros, ¡también le pasa factura a tu coche! Cuando las temperaturas bajan, ciertas partes del vehículo empiezan a sufrir y, si no estás atento, podrías enfrentarte a algunos problemas que te compliquen el día. Por eso, aquí te contamos cómo afecta el frío a tu coche y qué puedes hacer para que no te deje tirado.
1. Arranques difíciles
¿Alguna vez te ha costado arrancar el coche en una mañana helada? Esto ocurre porque las bajas temperaturas afectan a la batería, que es una de las partes más sensibles al frío. El invierno puede reducir su capacidad y, si ya estaba un poco débil, es muy probable que el coche no arranque. Además, el aceite del motor se vuelve más espeso, lo que hace que al motor le cueste más ponerse en marcha.
Tip: Antes de que llegue el frío, revisa la batería y el nivel de aceite. Si es necesario, cámbialo por uno que soporte mejor las bajas temperaturas.
2. Neumáticos bajo presión
Con el frío, la presión de los neumáticos disminuye. Por cada 10 grados que bajen, puedes perder hasta 0,1 bar de presión. Esto no solo afecta la eficiencia del combustible, sino también la estabilidad del coche. Unos neumáticos mal inflados tienen menos agarre, algo peligroso si el suelo está mojado o helado.
Tip: Revisa la presión de tus neumáticos con más frecuencia durante el invierno y ajusta según sea necesario.
3. Frenos y líquido congelado
El líquido de frenos, el refrigerante y el agua del limpiaparabrisas también pueden verse afectados por el frío. Si no tienen la proporción adecuada de anticongelante, pueden congelarse, lo que hará que los frenos no respondan bien o que el sistema de refrigeración no funcione correctamente.
Tip: Asegúrate de que todos los líquidos del coche tienen el nivel correcto de anticongelante.
4. Problemas en los parabrisas
¿Te ha pasado que el parabrisas está completamente cubierto de hielo por la mañana? Además de ser molesto, si usas agua normal para intentar limpiarlo, podrías dañar el sistema de limpiaparabrisas o incluso romper el cristal si hay un cambio brusco de temperatura.
Tip: Usa líquido limpiaparabrisas con anticongelante y ten a mano un rascador para hielo. También, cubre el parabrisas por la noche si sabes que hará mucho frío.
5. Consumo de combustible más alto
Cuando hace frío, el motor tarda más en alcanzar la temperatura óptima, lo que significa que consume más combustible. Esto se nota especialmente en trayectos cortos, donde el motor apenas tiene tiempo para calentarse.
Tip: Si puedes, intenta combinar recados para reducir el número de trayectos cortos y ahorra algo de combustible.
6. Puertas y cerraduras congeladas
El agua que se acumula en las juntas de las puertas o en las cerraduras puede congelarse, haciendo que abrir el coche sea toda una odisea. Intentar forzar las puertas podría dañar las gomas o incluso partir la llave en la cerradura.
Tip: Rocía un poco de spray lubricante en las cerraduras y aplica silicona en las gomas de las puertas para evitar que se peguen.
7. Luz de motor encendida
Con el frío, algunos sensores pueden volverse más sensibles y activar el testigo de motor en el cuadro de instrumentos. Esto no siempre significa que haya un fallo grave, pero es algo que no deberías ignorar.
Tip: Si el testigo se enciende, lo mejor es acudir al taller para que revisen el sistema.
Conclusión
El frío puede afectar muchas partes de tu coche, pero con un poco de previsión, puedes evitar los problemas más comunes. Revisa la batería, ajusta la presión de los neumáticos, protege los líquidos y asegúrate de que todo está en buen estado antes de que llegue el invierno. En Imporauto, estamos listos para echarte una mano con cualquier revisión o reparación que necesites. ¡Cuida tu coche y sigue disfrutando del invierno sin sobresaltos!